Fitoterapia.

 

 

TÉCNICAS PARA LA APLICACIÓN DE LAS DISTINTAS HIERBAS MEDICINALES

APLICACIONES EXTERNAS

BAÑOS

COMPRESAS

DECOCCIONES

INFUSIONES

JARABES

MEZCLAS

TINTURAS

TISANAS

TÓNICOS

UNGÜENTOS

    VAHOS

ZUMOS

MORFOLOGÍA DE LAS PLANTAS

Anatomía vegetal

ÍNDICE de plantas medicinales

 

 

 

 

 

Las hierbas que poseen virtudes medicinales, aparte de las nutritivas, constituyen una parte sumamente importante de los tratamientos terapéuticos actuales, y no tan sólo para los naturistas, sino también para la medicina oficial.

Desde la mas remota antigüedad hasta nuestros días, la Humanidad ha indagado sobre las propiedades medicinales de las hierbas. Por eso, siempre ha estado muy Extendido su empleo como agentes curativos.

En la Edad Moderna el uso de las hierbas medicinales disminuyó, en parte, a causa de los adelantos efectuados en el campo de la Química. Pero hoy día, incluso en la farmacopea oficial, los vegetales ostentan un lugar de honor.

El estudio meticuloso de las hierbas desde el punto de vista científico y las diversas experiencias llevadas a cabo, han dado a conocer con gran precisión las virtudes curativas y preventivas de casi todas las plantas... y asimismo, los efectos nocivos de algunas, afortunadamente las menos.

En realidad, las hierbas tienen una gran superioridad sobre las drogas usadas como remedios. Y esta superioridad se debe al enorme número de principios activos que poseen todos los representantes del reino vegetal.

La Naturaleza, en efecto, ha agrupado varias sustancias capaces junto a la principal de moderar, estimular y corregir la acción primordial de la planta. Por esto, un mismo vegetal ejerce funciones diversas y sirve como cura de varias enfermedades, actuando sobre distintos órganos y vísceras corporales con la misma intensidad, el mismo poder, igual ritmo.

Lejos de nuestro ánimo afirmar que todas las drogas y sustancias farmacéuticas, sintetizadas o no, provocan efectos secundarios perniciosos y perjudiciales... ¡lejos de eso! Por el contrario, hay muchas ocasiones en las que es preciso recurrir a algún medicamento de carácter eficaz y urgente.

Sin embargo, nuestra opinión sincera es que los remedios caseros, aquellos remedios que años atrás no faltaban jamás en los hogares; siguen constituyendo una fuente de alivio y curación de muchas enfermedades, dolencias y achaques.

Tal como decíamos, hoy día la medicina oficial está incorporando el uso de las plantas curativas, por lo cual ya se puede contar con el inestimable asesoramiento de médicos y farmacéuticos para tratamientos medicinales con hierbas, y no arriesgarse a una total automedicación, de dudosas consecuencias.

En la práctica doméstica, aunque se trate de dolencias menos graves, también hay que tomar ciertas precauciones:

no usar ninguna parte de plantas tóxicas ni esencias o extractos a no ser bajo aquel control médico mencionado más arriba; no excederse en las dosis indicadas ni en la cantidad de tomas; no pasar más de tres semanas con el mismo tratamiento. Durante el embarazo no conviene usar las plantas medicinales sin contar con el consejo del médico; tampoco en el primer año de vida del bebé. Luego las dosis deben adaptarse al crecimiento del niño: de 1 a 3 años, 1/6 parte de la dosis de un adulto; de 4 a 6 años subir a 1/3 parte; de 7 a 12 años (hasta 40 kilos de peso) pasar a la mitad de una dosis de adulto, y en niños mayores, con más de 40 kilos de peso, llegar a 3/4 partes.

El estudio de las hierbas es una ciencia cuyo conocimiento debe hallarse al alcance de todo el mundo.

Por esto, este curso se halla dirigida fundamentalmente a cuantos se interesan por esta ciencia natural, si bien ignoran sus principios y ventajas.

En este curso el amante de la Naturaleza, no solamente hallará el nombre y propiedades de las diversas plantas medicinales, sino también la manera más sencilla y mejor de aprovechar y beneficiarse de sus virtudes curativas, la forma de prepararlas en cada caso y qué enfermedad alivia o cura cada una.

Por consiguiente, esperamos que esta obra será bien acogida por aquellos que conviven en un hogar (un hogar es lugar seguro, pero también en él acechan peligros y enfermedades), y de modo especial por parte de quienes quieren convertir su propio organismo en un ecosistema bien equilibrado, con la aportación de remedios naturales, cuya fuente la ecología lucha por conservar en toda su riqueza original.

 

TÉCNICAS PARA LA APLICACIÓN DE LAS DISTINTAS HIERBAS MEDICINALES

Las hierbas medicinales, según cómo han de utilizarse, y el fin a que se destinan, han de prepararse de modos diversos, bien como infusiones, cataplasmas, tinturas, etcétera

A continuación detallamos cuáles son las distintas formas de aplicación de las hierbas medicinales y cómo prepararlas.

 

APLICACIONES EXTERNAS

Algunas hierbas se aplican sobre la piel o las heridas a fin de que sus aceites volátiles penetren en los tejidos, estimulándolos. Estas partes de las hierbas se lavan y se colocan sobre la piel en una sola capa. Se dejan unos 15 ó 20 minutos, se retiran y se repite la operación con más plantas frescas.

 

BAÑOS

Los baños curativos pueden ser de tronco, de asiento, de pies o de chorro de agua.

Para conseguir el buen resultado de los baños, es necesario que el cuerpo, después del baño, entre en calor.

Para lograr esta reacción el cuerpo ha de poseer calor suficiente antes del baño, que no se aplicará mientras esté frío. Por lo común, en ]a mañana, al levantarse, el cuerpo está bastante caliente para reaccionar bien. También son útiles los ejercicios gimnásticos o un paseo antes del baño.

Nunca hay que confundir un paseo más o menos rápido con la práctica del footing, que solamente deben practicar las personas que hayan consultado con un experto sobre la conveniencia o no de practicarlo.

Si después del baño la piel no se calienta de nuevo y el paciente siente frío, es señal de que no se ha producido la reacción, en cuyo caso es necesario hacer ejercicio o acostarse y abrigarse hasta que se produzca la reacción de calor.

Cuanto más frío sea el baño menor será su duración, y cuanto más extensa sea la zona corporal a bañar, menos fría deberá estar el agua. Por esto, el baño de tronco, en el que gran parte del cuerpo está en el agua, ha de ser un poco tibio.

La ducha fría, por ejemplo, en el que el cuerpo está todo el tiempo en contacto con el agua, durará solamente un minuto a lo sumo, pues absorbe excesivo calor.

Tras una comida es necesario aguardar unas tres horas antes de tomar un baño. Y después, no hay que comer nada hasta transcurrida una media hora. Cuando el ambiente esté frío, es conveniente mantener el cuarto de baño templado.

Los baños son procesos curativos que ejercen una acción profunda en las órganos corporales.

Generalmente, activan la circulación sanguínea, ayudando en su tarea al corazón. Aumentan los glóbulos rojos de la sangre, para combatir la anemia. Descongestionan los pulmones y el cerebro. Eliminan las sustancias perjudiciales para la piel y los riñones. Moderan la fiebre, si la hay y es muy elevada.

El baño activa la circulación de la sangre en el sistema sexual, aumentando de esta manera las secreciones internas de estos órganos, lo que conduce a un aumento de vitalidad.

 

COMPRESAS

Las compresas vegetales ejercen el mismo efecto que 105 ungüentos, aunque poseen la ventaja de la acción curativa del calor.

Para preparar una compresa se ponen unos dos puñados de la hierba a aplicar en una taza de agua hervida. Se empapa una tela con el liquido filtrado y después de exprimir el sobrante del liquido se coloca la tela sobre la parte afectada del cuerpo, bien caliente, cubriendo con otro pedazo de tela (lana, a ser posible). Se retira la compresa al enfriarse y esta operación puede repetirse dos o tres veces más.

A ser posible, el tejido que interviene en el proceso debe estar debidamente esterilizado.

 

DECOCCIONES

Suelen hacerse con hierbas o plantas cuyos principios medicinales no se desprenden con facilidad.

En un cazo esmaltado se echa un puñado de hierba seca (o frescas según el caso) con, aproximadamente, un tazón de agua, y se hierve durante tres minutos, a fuego moderado. Seguidamente se cuela y puede endulzarse con miel.

 

INFUSIONES

Es la manera más corriente y sencilla de preparar una hierba medicinal; normalmente, también la más empleada. Para ello se pone un puñado o puñadito de la hierba seca (en ocasiones fresca) en una taza previamente calentada, y acto seguido se llena de agua hirviendo. Se tapa la taza y se deja

en reposo de cinco a diez minutos, para que el agua absorba los principios medicamentosos.

Puede endulzarse con miel, en la justa proporción, siempre preferible al azúcar.

 

JARABES

Se vierten 100 gr. de hierbas frescas o secas, según el caso, en un litro de agua. Se hierve un minuto y sé deja que la mezcla repose 2 ó 3 días. Después se exprime y se filtra, añadiendo azúcar de caña, a razón de medio kilo por litro de agua.

Los jarabes están indicados contra las dolencias de carácter bronquial o catarral.

 

MEZCLAS

Para preparar la mezcla o combinación de hierbas, existen unas reglas fijas. Naturalmente, para conseguir una mezcla de hierbas destinada a curar o aliviar las dolencias de órganos diversos a la vez, o al menos a lograr que la curación de una enfermedad no incida desfavorablemente sobre otra cualquier parte del organismo, es preferible recurrir a los herbolarios.

Cada fórmula de dichas mezclas incluye la hierba básica y específica para la curación de la enfermedad de que se trate, más el o los coadyuvantes reforzantes, y a veces un correctivo del sabor de alguna de las hierbas componentes de la mezcla.

 

TINTURAS

         Una tintura es una solución alcohólica que contiene principios activos de plantas y hierbas. Generalmente se prepara por maceración o filtrado y suele usarse en masajes, fricciones y demás aplicaciones de uso externo.

 

TISANAS

Las plantas y hierbas que contienen un alto contenido de mucílago y aceites volátiles se preparan en agua fría, poniendo la cantidad de hierbas secas recetada por el naturópata, generalmente en una taza de agua fría y se deja reposar unas doce horas a la temperatura ambiente.

Después, se calienta levemente, se filtra y, si se desea, se endulza con miel.

 

TÓNICOS

Las plantas frescas extraídas en tónicos sirven como tales y como remedios curativos. Normalmente, se sumerge una cantidad determinada de hierbas frescas o secas en mosto de uvas de buena calidad, se cuela y embotella, y se toma un vasito tres veces al día, media hora antes de las comidas.

 

UNGÜENTOS

Los principios activos de las plantas actúan sobre la piel, aplicados en forma de ungüentos, durante periodos de tiempo más bien prolongados, acelerando, por ejemplo, una cicatrización o inhibiendo los derrames.

Se ponen a hervir hierbas en vaselina neutra por las cantidades que se determinen. La mezcla se filtra y, ya fría, se guarda el ungüento en frascos de cierre hermético.

 

VAHOS

Los vahos son útiles para curar un resfriado o un catarro respiratorio. También lo son en casos de sinusitis.

Para su uso se pone una cantidad de hierba en una cacerola esmaltada (nunca metálica), con un poco de agua, y tras dos minutos de ebullición se retira del fuego. Se aplica el rostro sobre el vapor que se desprende de la cacerola a fin de absorberlo por las fosas nasales y por todos los poros, hasta que arranque el sudor, copioso, casi insoportable.

Este tratamiento debe prolongarse por espacio de diez minutos, con la cabeza completamente tapada con una toalla de baño o una frazada, a fin de reducir la pérdida de vapor. Después se puede lavar la cabeza con agua fría, siendo recomendable acostarse acto seguido, al menos durante media hora.

 

ZUMOS

Las plantas frescas pueden exprimirse, bien a mano o mecánicamente.

El método más usado consiste en extraer el jugo de la planta o fruto a emplear. Estos zumos son muy ricos en vitaminas y sales minerales, aunque no se conservan largo tiempo por lo que, a ser posible, deben consumirse al momento de prepararlos.

Para utilizarlos hay que diluir una cucharada del jugo en dos o tres de agua, tomándolos tres o cuatro veces al día, en ayunas o media hora antes de las comidas.

 

MORFOLOGIA DE LAS PLANTAS

Significado del término

La morfología de las plantas es la parte de la Botánica que estudia las relaciones de la conformación de los vegetales y se divide naturalmente en Organografía o morfología externa, y Fitotomía, anatomía vegetal o morfología interna. 

Las partes orgánicas de las plantas son los órganos vegetativos y los de la reproducción. En el cuerpo vegetativo se documenta la progresiva decisión del trabajo mediante la presencia de la oposición de la base del ápice (polaridad) de la planta, lo que conduce a la diferenciación de dos órganos fundamentales: raíz y tallo.

La raíz sirve para sujetar la planta al suelo, y también para tomar o absorber y conducir el agua con las materias nutritivas, como son las sales minerales, por el interior del vegetal. Las raíces pueden ser típicas, si la raíz principal está más desarrollada que las demás, ramificadas, si las secundarias se desarrollan más que la principal; tuberosas, cuando son en realidad órganos de reservas alimenticias, barbadillas, si por debajo la ramificación es casi piliforme y densas, fasciculadas cuando la ramificación compone un haz de raicillas, y finalmente aéreas, si sobresalen del suelo, como ocurre en multitud de árboles.

El tallo es el portador de los órganos de la asimilación, o sea las hojas, que se suceden con cierta regularidad en muchas plantas, a partir de la yema terminal.

Tanto en el tallo como en las hojas pueden aparecer pelos y vellosidades, a cuyo cargo hay funciones variadas. Los tallos, como su nombre indica, por cuya razón es obvia su apariencia, talmente como cañas, árboles, juncos, reptantes, rastreros, rizomas, espinas, etcétera.

Hay órganos reproductores que se presentan como esporangias y como órganos sexuales, los cuales, en este último caso, están en el tallo de manera directa o indirecta. Los esporangios suelen estar en plantas de orden superior, casi siempre en las hojas (esporofiias), que aparecen más o menos transformadas en comparación con las hojas puramente vegetativas. Las hojas son de color verde o verdoso, casi siempre, unidas al tallo por medio de un peciolo más o menos largo y grueso. En el limbo foliar se hallan los vasos linfáticos, formando una nervadura bastante acusada en la mayoría de ellas.

Las flores, órganos reproductores asimismo, en las plantas fanerógamas, tanto en las angiospermas como en las gimnospermas, tienen su nacimiento en las yemas o botones florales, no siendo, por lo común, sino hojas modificadas que ofrecen unos colores muy vistosos y atractivos. La flor se compone de verticilos florales, dispuestos en torno a un eje, y son: pedúnculo, cáliz, corola, androceo y gineceo u ovario. Se dice que una flor es completa cuando posee todos los elementos enumerados, e incompleta en caso contrario; hay flores que sólo tienen pistilos o un androceo (flores pistiladas), sólo estambres o gineceo (flores estaminadas), o las dos estructuras, y son las flores hermafroditas. Asimismo, según la corola, las flores son gamopétalas (con los pétalos unidos) o dialipétalas (con los pétalos separados). Por razón de la inflorescencia, las flores, además, se clasifican como racimos, espigas, umbelas, amentos, corimbos, umbelas compuestas, capítulos o cabezuelas, siconos y cimas bíparas y escorpiodeas.

 

Anatomía vegetal

El cuerpo vegetativo se halla formado por unas células que, en las plantas más evolucionadas, están organizadas en una serie de tejidos orgánicos. En los puntos vegetativos hay un tejido de formación, o meristemo, compuesto de células homogéneamente parenquimatosas, las cuales son capaces de dividirse de forma continuada.

El tejido epidérmico, de varias clases, rodea como una caja protectora al cuerpo vegetativo y facilita al mismo tiempo los intercambios con el medio ambiente.

Diversas definiciones de las hojas según los diversos tipos de nervadura: 

1, Capilodrorna, donde la nervadura desde la base va al ápice, siguiendo, de manera equidistante, la forma del borde; 

2, Rugosa, en que las nervaduras se hallan hundidas respecto a la palma de la hoja; 

3, Retinervia, con las nervaduras semejando a una red; 

4, Rectinervia, en que las nervaduras son rectas y paralelas; 

5, Venosa, con las nervaduras primaria y secundaria saliendo de la palma foliar; 

6, Penninervia, cuyas nervaduras tienen la orientación de las barbas de una pluma; 

7, Paralelinervia, con nervaduras paralelas; 

8, Palminervia, cuyas nervaduras siguen la forma de la palma.

El tejido esquelético le presta a la planta su resistencia interior, mientras que el tejido llamado de reserva es como un depósito de sustancias que no se necesitan por el momento.

El tejido conductor, por su parte, es el encargado de transportar las sustancias nutrientes disueltas en el agua, por todas las partes de la planta. Asimismo, existen tejidos de asimilación, en los cuales se verifica la síntesis de los hidratos de carbono.

El tejido secretor, a su vez, se encarga de la expulsión de los productos finales de la desasimilación que no participan directamente en la construcción del cuerpo vegetal

Entre las células de todos estos sistemas de tejido existen espacios vacíes que constituyen el tejido aireador.

Si examinamos la morfología de una planta con cierta detención, sin tener en cuenta las diversas clases de polinización, resulta interesante observar las distintas formas reproductoras de las plantas, formas llamadas vegetativas. Las mismas son:

por estaca,

por vástago acodado,

por mugón o acodo

y finalmente, por injerto